Una investigación sobre la actividad del volcán Etna, ubicado al sur de Italia, reveló que la fuente de lava fue precedida por una señal acústica.
Las fuentes que emiten lava desde los cráteres de la cumbre de un volcán pueden estar precedidas de señales “musicales” que permiten prever el ascenso progresivo del magma en el interior del conducto hasta un día antes del inicio de la erupción, reveló el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) de Italia.
Una investigación sobre la actividad del volcán Etna (sur de Italia) ha revelado que la fuente de lava emitida el 20 de febrero de 2021 por el volcán italiano fue precedida por una señal acústica de banda infrasónica intensa procedente del cráter del sureste más de 24 horas antes de que comenzara la erupción, que se caracterizó por un aumento progresivo de la frecuencia.
Este tipo de sonido es una señal acústica de baja frecuencia, no audible para el ser humano, cuyas grabaciones a través de micrófonos especiales son cada vez más utilizadas por los observatorios vulcanológicos para el seguimiento, según el estudio, en el que también participan las universidades de Catania (Sicilia, sur de Italia), de Canterbury (Nueva Zelanda) y de Boise (Estados Unidos).
“De hecho, los volcanes se comportan como enormes instrumentos musicales y generan señales acústicas tanto durante las actividades eruptivas como durante la simple desgasificación, y es por ello que los conductos volcánicos resuenan como tubos de órgano cuyas notas dependen principalmente de la longitud del canal”, explica el INGV en un comunicado.
El volcán Etna sonó como un tubo de órgano
En el caso de la erupción del Etna, “debido a las profundas explosiones, el conducto del cráter sureste sonó como un tubo de órgano”, detalla.
El modelado de la señal infrasónica, integrado con los resultados de un levantamiento topográfico con drones, ha permitido reconstruir con precisión las dimensiones de la parte resonante del conducto.
Y esto permitió evaluar el ascenso progresivo del magma en su interior, desde unos 170 metros de profundidad hasta unos 80 metros durante las 24 horas anteriores a la fuente de lava.
A causa de las molestias que pueden ocasionar las coladas de lava, como los problemas en el tráfico aéreo que provoca la nube de ceniza de los volcanes, “es esencial un monitoreo cuidadoso, para identificar señales precursoras de las erupciones que están ligadas al ascenso del magma”.
El infrasonido se aplica cada vez más como una herramienta para investigar la dinámica del magma en volcanes activos, especialmente en volcanes abiertos, como ocurre con el Etna, que no dejan de ser fuentes prodigiosas de infrasonido, según el INGV.
Fuente: Expansion