Expertos explican los once beneficios que puede brindar el viajar en solitario.
Viajar siempre será un buen plan. Conocer el mundo y nuevas culturas es algo que puede llamarle la atención a muchos. Sin embargo, cuando se piensa en esta actividad, suele surgir la duda de quién podría acompañarle. ¿Ha pensado que no es necesario viajar en compañía? Se puede hacer solo.
A pesar de que suene extraño, viajar en solitario se ha vuelto una práctica muy común. Un artículo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) asegura que el hacerlo puede traer beneficios en su salud mental y al desarrollo de su personalidad.
En el análisis, el profesor Pablo Díaz, de la facultad de Estudios de Economía y Empresa de la UOC, explica que el auge de los ‘solo travellers’ es una dinámica propia de los tiempos que se están viviendo.
Este tipo de experiencias generan retos que le enseñan al viajero a ser flexible, autónomo en su aprendizaje y le dan la oportunidad de mejorar sus habilidades sociales, gracias a que debe interactuar con personas que no conoce y adaptarse a un ambiente nuevo, buscando ayuda externa.
Según Díaz, esta tendencia que cada vez toma más fuerza se está popularizando por varios motivos. En primer lugar, las redes sociales son un factor que ayuda a visibilizar y compartir las experiencias de los viajeros, creando así un atractivo y una comunidad en crecimiento.
Por otro lado, el tema económico es importante, ya que moverse en solitario puede representar menos gastos y una mayor flexibilidad al momento de hacer planes. Si algo sale mal, al final será más fácil resolverlo.
Además, aspectos como el envejecimiento, la crisis de modelos de familia tradicional o el empoderamiento femenino tienen bastante que ver con todo ello, al volverse una motivación para buscar experiencias que fortalezcan la personalidad del viajero.
Sin embargo, para poder comprender de una manera más concreta las ventajas que trae el viajar solo, la profesora colaboradora Sílvia Sumell, del centro de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, enumeró en el artículo los once beneficios de esta práctica.
1. Aumenta la seguridad y autoestima.
2. Mejora la toma de decisiones, puesto que de alguna forma todo depende de una sola persona y no hay demasiado espacio para dejarse llevar por los demás.
3. Aumenta el nivel de bienestar global.
4. Se crean nuevas conexiones neuronales, gracias a las nuevas situaciones a las que se ve expuesto el viajero.
5. Se aprende a estar consigo mismo.
6. Se rompe el mito de no poder viajar porque no hay con quién hacerlo.
7. El viajero aprende a enfrentarse a situaciones y sentimientos que normalmente evitaría en compañía.
8. Es una oportunidad para enfrentar miedos e inseguridades.
9. Se aprende a buscar recursos para resolver diferentes situaciones o problemas que pueden surgir.
10. El sujeto potencia diferentes áreas cognitivas como la orientación espacial, la capacidad de organización y planificación, las funciones ejecutivas, la capacidad de atención, concentración y memoria, el aprendizaje o práctica de un idioma o palabras nuevas y la potenciación de nuestras habilidades sociales.
11. Se da la oportunidad de romper falsos mitos sobre la gente y su cultura.
Por su parte, el profesor de los Estudios de Economía y Empresa y director del máster universitario de Responsabilidad Social Corporativa, Lluís Garay, también complementa esto diciendo que la experiencia del viajero se verá marcada por cómo la industria turística asuma esta tendencia.
Según lo que explica, los destinos que reciben viajeros solitarios tendrán que hacer cambios “especialmente en cuanto al tipo de alojamiento (habitaciones de uso individual), restauración (opciones para viajeros en solitario) u ocio (esto ya más vinculado con las motivaciones)”.