Un grupo de investigadores de Psicopatología de la Universitat de Barcelona está utilizando realidad virtual para tratar a pacientes con bulimia nerviosa y otros trastornos alimentarios como la anorexia, del mismo modo que antes se trataban otras fobias: creando una situación virtual controlada. “Podemos exponer a las personas a situaciones muy controladas sin riesgo de que algo salga mal”, explica Marta Ferrer, investigadora y profesora de Psicopatología de la Universitat de Barcelona. “El tratamiento habitual en el caso de las fobias pasa siempre por exponer al paciente a lo que teme. Si subes a un paciente a un avión con la promesa de que va a ser un vuelo tranquilo, y ese día hay turbulencias, pues la experiencia puede ser terrible. Con realidad virtual, todo esto lo controlas”, añade.
En el caso de la bulimia nerviosa, en la que el paciente tiende a ingerir mucha cantidad de un alimento, “recreamos una comida y ponemos al paciente en situación de que está comiendo pero que debe resistirse con las cantidades. Podemos simular que va al restaurante y que sus compañeros de mesa elogian la pizza que se están comiendo. O que están en una cocina o una cafetería. Y ver cómo reacciona, qué le produce angustia o cómo interpreta lo que está haciendo. Y podemos ir graduándolo. Cuando ya hay una recuperación podemos llegar a buscar el límite, como en el caso de paredes que se estrechen para un claustrofóbico”, señala.
El alimento no existe, por lo que tampoco hay riesgo de que se acabe comiendo solo por no tirarlo. “Se trata de que se habitúen a tener el alimento delante sin dejarse ir, que aprendan a moderarse. Y en anorexia se trabaja sobre la imagen corporal, sobre cómo se ven ellos y cómo son en realidad para trabajar las distorsiones, porque la máquina ofrece medidas reales, no te dice que te ve más delgada”, señala.
Los investigadores han desarrollado sus propios programas que les sirven para estudiar a los pacientes en varios hospitales. Actualmente aplican el tratamiento a algunos pacientes en hospitales como el Clínic de Barcelona, Sant Joan de Deu y Bellvitge. “Necesitamos más investigación, pero para el paciente es más aceptable, incluso para no mostrarse en público”.
La técnica se está aplicando también para tratar la percepción del dolor en casos de fibromialgia y de trastorno de déficit de atención, porque permite evaluar la percepción del paciente y analizar sus reacciones.
Fuente: El Periódico