El cerebro procesa información constante procedente de la vista, el oído interno, los músculos y las articulaciones. Cuando los datos recogidos se contradicen se produce un fenómeno de desorientación espacial que puede derivar en palidez, náuseas y a veces vómito. Expertos en otorrinolaringología afirman que cuando las personas viajan en un auto leyendo, el mareo se genera porque la información que percibe el ojo no coincide con la que procesa el oído: mientras el oído asegura que la persona se está moviendo, la vista jura que no, porque está concentrada en un punto fijo.