En su Rebel Heart Tour, la reina del pop combina elocuentemente su habitual irreverencia con una interesante e inusual dosis de vulnerabilidad.
Un ejército de guerreros mongoles, tarimas a lo Cirque du Soleil, monjas bailando en tubos, imágenes de Mike Tyson encadenado, elaborados pasos del Charleston al estilo Great Gatsby, una oda a la cultura latina y la constante búsqueda de redención. En síntesis, estos eclécticos elementos le dan vida a la puesta en escena del “Rebel Heart Tour”, la décima gira en la que se embarca Madonna y que llegará a Puerto Rico en enero traída por el productor Pepe Dueño, después de una ausencia de 23 años.
Más que un tradicional concierto de música pop, tal y como suele suceder con los recitales de Madonna, “Rebel Heart” llega como una elaborada pieza artística que se asemeja más a un musical de Broadway que a un concierto de rock, según pudo presenciar El Nuevo Día este lunes, durante su primera de dos citas en el Air Canada Centre, en Toronto.
Ese estilo, sin embargo, no debe sorprender. Madonna lo lleva haciendo desde su tercera gira, “Blond Ambition”, icónico concierto que en el 1990 elevó la vara (y los precios) de los recitales realizados por artistas internacionales del rock y de la música popular.
Pero a diferencia de espectáculos anteriores realizados por la artista, “Rebel Heart” parece marcar una nueva etapa en la carrera de Madonna, quien durante el pasado año ha tenido que batallar críticas por su edad, un colosal peso que no comparten sus contrapartes varones como Mick Jagger y Steven Tyler, que por cierto son mayores que ella.
En esta nueva gira, la señora Ciccone, de 57 años de edad, aparenta haberse abastecido de una saludable dosis de Amiplín 500 y se ha dedicado a complacerse a sí misma y sus más fervientes fanáticos. El elemento de controversia dice presente, claro está. Pero en esta gira, Madonna parece estar más relajada, interactúa más con su público y vacila.
Hay críticos quienes la han descrito incluso como más feliz en estos conciertos. Eso sólo ella lo sabrá, pero sin lugar a dudas, con “Rebel Heart” Madonna muestra una vulnerabilidad que era inexistente en sus giras anteriores.