Los científicos siguen preocupados por el gran incremento de basura espacial en órbita, así que están ideando soluciones para evitar colisiones de naves en el futuro.
Este año, la Estación Espacial Internacional tuvo que hacer una maniobra de emergencia para no chocarse en el espacio. El problema no era un asteroide o una roca en el firmamento, sino los escombros de una sonda antigua que seguía orbitando el planeta.
La basura espacial básicamente consiste en la polución y los residuos que dejan los humanos en el espacio, especialmente de chatarra producida por las misiones espaciales, lanzamiento de satélites y el turismo espacial.
Organizaciones como la Nasa han calculado alrededor de 27.000 piezas de ese tipo de desechos, aunque se cree que pueden ser muchos más, debido al pequeño tamaño que tienen, equivalente al de una canica, por lo que es muy difícil encontrarlos.
El otro problema que tienen es la velocidad que alcanzan, unos 25.000 km/h, por lo que su impacto con cualquier nave o tripulación puede ser devastador, dificultando así todas las misiones humanas en el espacio.
Los anillos de la Tierra
Científicos de la Universidad de Utah sostienen que la Tierra va camino “a tener sus propios anillos, solo que estarán hechos de basura”.
Por lo mismo, el equipo de investigación está desarrollando un campo magnético capaz de atraer esos objetos y moverlos de forma controlada para que orbiten dentro de unos límites.
El proyecto aún está en teoría, pero faltaría la ingeniería para construir y lanzar el llamado “primer rayo tractor del mundo”.
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) calcula que existen actualmente 170 millones de piezas de desechos espaciales en órbita.
Por su parte, la ESA, bajo el programa Clean Space, ha optado por un modelo de reciclaje que se instalaría en todos los artefactos que se lanzaran al espacio en el futuro. Una vela de arrastre.