La Asamblea General de la ONU ha votado este jueves a favor de suspender la participación de Rusia en su Consejo de Derechos Humanos. La resolución que expulsa de manera temporal a Rusia del organismo fue propuesta por EE.UU. y secundada por decenas de delegaciones. En su texto, denuncia las «violaciones graves y sistemáticas y abusos a los derechos humanos» por parte de Rusia en Ucrania.
La aprobación de la suspensión exigía una mayoría de dos tercios de los votos emitidos, sin contar las abstenciones, y se logró con 93 países a favor, 24 en contra y 58 abstenciones.
La suspensión de Rusia se ha impulsado después de que aparecieran imágenes y testimonios de atrocidades cometidas por las tropas rusas en localidades cercanas a Kiev, como Bucha, una vez que se replegaran hacia el norte.
En las calles se encontraron cadáveres tirados, cuerpos calcinados o ejecuciones aparentes y muchos supervivientes relataron asesinatos y abusos contra la población civil por parte de las tropas rusas.
La expulsión no tendrá grandes efectos sobre Rusia ni sobre la resolución de la invasión de Ucrania o las violaciones a los derechos humanos que se están produciendo. El Consejo, que tiene sede en Ginebra, tiene competencias muy limitadas y un prestigio debilitado por la presencia rutinaria de países con un historial negro en derechos humanos, como Cuba, Siria o Venezuela. Pero la votación supone una bofetada diplomática para Rusia, que presionó a las delegaciones internacionales en la ONU para evitar que saliera adelante. En un escrito al resto de misiones, Rusia advirtió que un voto negativo o una abstención serían tratados como un «gesto hostil» con «consecuencias» para sus relaciones bilaterales.
“La expulsión no tendrá grandes efectos sobre Rusia ni sobre la resolución de la invasión de Ucrania o las violaciones a los derechos humanos que se están produciendo”
Rusia es una de las cinco potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, el verdadero órgano de poder de la ONU, y lo ha utilizado para descarrilar las propuestas de resolución condenatorias contra la invasión o que exigían un cese de hostilidades. Pero no ha podido ejercer ese poder en varias votaciones de la Asamblea General, cuyas resoluciones no tienen poder vinculante, pero donde no hay veto. Poco después del comienzo de la invasión, 141 países votaron en ese órgano a favor de condenar a Rusia. En aquella ocasión, solo cinco países votaron en contra. Ahora, en una decisión sobre el Consejo de Derechos Humanos para la que la Asamblea General sí tiene competencias, el apoyo ha sido menor, pero suficiente.
Las amenazas rusas no tuvieron el impacto deseado por Moscú, a pesar del amplio número de abstenciones. También Ucrania se posicionó contra las abstenciones, pero por una razón completamente distinta. Su embajador ante la ONU, Sergeii Kislitsia, trazó un paralelo entre la situación en su país y el genocidio en Ruanda, de cuyo comienzo se cumplen este jueves 28 años. Defendió que aquello ocurrió por la «indiferencia» internacional y que abstenerse era ser indiferente. Y votar en contra significaba «apretar el gatillo» contra los civiles ucranianos.
«Montaje»
Rusia, representada por Gennadi Kuzmin, segundo del embajador Vasili Nebenzi -quizá prefirió no ser la cara de la derrota-, acusó a la votación de ser un «intento de EE.UU. de mantener su posición dominante, control total y colonialismo en derechos humanos e internacionales» y calificó la posición de Ucrania de «teatral». Rusia ha defendido, contra las evidencias y los testimonios de los supervivientes, que las acusaciones de crímenes de guerra y abusos a civiles son un «montaje».
Pidieron intervenir, para dejar claro su apoyo a Rusia, los representantes de Cuba, Corea del Norte, Venezuela, Siria o Irán, en una representación evidente de qué tipo de regímenes son el bastón de Moscú en las relaciones internacionales.
La única vez hasta ahora que un país había sido suspendido de este organismo fue en marzo de 2011, cuando Libia fue castigada por la represión violenta de protestas por parte del régimen de Muammar Gaddafi.
Tras la votación, el representante ruso volvió a tomar la palabra y anunció que su país abandonaría el Consejo de Derechos Humanos, cuyo membresía -los 47 miembros tienen periodos de participación de tres años- acaba este año. Para entonces, la expulsión de Rusia ya había aprobada.