El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil aprobó la exigencia del certificado de vacunación contra el coronavirus para los viajeros llegados del exterior, en el marco del refuerzo de las medidas para prevenir los contagios con la cepa Ómicron
Seis de los once miembros del STF votaron a favor del certificado durante una reunión plenaria virtual que se prolongará a lo largo del jueves, y en la que hasta el momento ningún magistrado se manifestó en disidencia.
Dieron su respaldo al certificado lo jueces Roberto Barroso, Cármen Lúcia, Alexandre de Moraes, Rosa Weber, Edson Fachin y Luiz Fux, presidente del STF.
El origen de la medida
La decisión original de exigir certificado de vacunación fue tomada por el juez Luis Barroso, atendiendo una petición del partido Rede Sustentabilidade para que decida sobre la necesidad del requisito, una medida recomendada por el regulador sanitario Anvisa, pero que había sido descartada por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro.
El Ejecutivo había optado por instaurar la cuarentena obligatoria de cinco días a los viajeros sin inmunizar que lleguen a Brasil, una medida que también fue recomendada por Anvisa.
Ese requisito entró en vigencia este sábado para quienes llegan por tierra desde Argentina, mientras que se aplicará a partir del 18 de diciembre para los que lo hagan en avión.
Barroso señaló que para evitar aglomeraciones en los aeropuertos brasileños el certificado puede ser requerido por las compañías áreas a los extranjeros antes de embarcar hacia Brasil.
El presidente, Jair Bolsonaro, se opone al certificado por considerarlo una medida por la cual se amenaza la “libertad” de decisión de los ciudadanos.
La Abogacía General de la Unión, que representa al gobierno, movió un amparo ante el STF contra la obligatoriedad del certificado.
El parecer de Barroso establece que los brasileños nativos y extranjeros residentes que retornan al país sin haberse vacunado puedan ingresar a condición de realizar una cuarentena de cinco días tras la cual deberán realizarse un test RT-PCR.
Fuente: El Clarín