Ocurrió en Bolivia. El alcalde Javier Delgado se encontró con un grupo de gente indignada ante el incumplimieto de las promesas del mismo. El resultado: un “castigo tradicional“para los políticos mentirosos; el temido CEPO.
Según la BBC, los pobladores también estaban molestos porque el alcalde de San Buenaventura, nunca los recibía en su despacho.
Ante la aparición de Delgado, los pobladores de la comunidad de San José, aledaña a San Buenaventura, le dijeron que no entraría a la comunidad, a menos que llevara un cepo en una de sus piernas.
“No me dejaron hablar“, dijo Delgado, quien no tuvo más remedio que aceptar el castigo para evitar un conflicto mayor.
Además, no es la primera vez que le ocurre esto al alcalde. Ya recibió el mismo castigo en 2015 y 2016.
