En la ciudad de Nimega, en el este de Países Bajos, los jóvenes pudieron ir el sábado a una discoteca -o algo parecido-, en uno de los primeros intentos del país de reanudar la vida nocturna tras el brote de coronavirus, con las reglas de distanciamiento social todavía vigentes.
Los asistentes reservaron con anticipación sus entradas para el evento en Doornroosje, en el que disfrutaron de sets cortos de música electrónica por la tarde, en lugar de en la noche, como solía ser. Durante el espectáculo, se les indicó que permanecieran sentados.
Pero cuando se apagaron las luces y apareció el sonido, casi todo fue como antes.
“¡Espero una increíble dis-danza social!” dijo Nadie, una joven que fue a ver tocar al DJ local Odin.
El promotor Jonatan Brand dijo que el plan original era que los invitados bailaran mientras se mantenían separados por 1,5 metros de distancia. Pero las autoridades locales dijeron que tenían que mantenerse en las sillas, al menos por ahora.
“Sigue siendo muy cool”, aseguró Brand. “La gente igual está bailando, aunque sentados en la silla, mueven las manos, mueven sus cuerpos, así que es genial”.
Se permitió un máximo de 30 asistentes en el recinto por evento, con un precio de 10 euros por entrada, incluida una bebida. El club planea ampliar el número a 100 en julio.
FUENTE: REUTERS