El incidente ocurrió en una de las fechas de concierto de la cantante en Australia.
En medio de su show, Adele explicó a sus fanáticos que no habría fuegos artificiales esa noche.
Resulta que durante la prueba de sonido de ese día probaron los explosivos y restos de los fuegos de artificio entraron al ojo del hijo de Adele.
“Mi hijo estaba mirando desde el público y parte de los residuos de los fuegos artificiales entraron en sus ojos, entonces nos deshicimos de ellos,” comentó Adele.
Sin embargo, la cantante no descartó que los fuegos de artificio vuelvan para las siguientes fechas.
Fuente: NME