Mejor prevenir que curar, dicen al parecer en Noruega.
Resúltase que ya en el 2008 se empezaron a guardar semillas en un búnker situado en una mina de carbón. Miles de granos de cultivo dispuestos a convertirse en árbol, planta o flor en caso de catástrofe nuclear, apocalipsis o cataclismo.
Ahora, también están guardando libros lejos de cualquier zona militar o que esté en condiciones de desestabilizarse. En dicho búnker también habrán copias de obras de literatura, documentos históricos o científicos.
Este emprendimiento fue liderado por la compañía noruega Piql y el sistema para guardar que se está llevando a cabo es totalmente novedoso: se va a usar un sistema capaz de almacenar datos digitales en una película fotosensible que se puede conservar hasta mil años. “Básicamente convertimos los datos en un código QR gigante que después capturamos en película. Si la humanidad tiene que volver a levantarse será importante que no lo haga de cero, afirmó uno de los responsables de Piql.
Por ahora se conservarán los libros más relevantes del Archivo Nacional Noruego, así como propuestas concretas de los gobiernos de México y Brasil. Los primeros han enviado textos del periodo inca y los segundos, su constitución. Entre otras cosas.