El Dr. Alberto Amarilla es un biólogo paraguayo especializado en virología que forma parte del equipo de científicos que está trabajando en la investigación de una vacuna contra el COVID-19 en el laboratorio de la Universidad de Queensland, Australia. Espera que estos estudios lleguen a Paraguay, resaltando su gran respuesta inmunológica por encima de los estándares de la OMS. Además, habló de su vida cotidiana literalmente “al otro lado del mundo”.
El compatriota oriundo de la compañía Cerrito, ciudad de Benjamín Aceval, Departamento de Presidente Hayes, actualmente trabaja en la ciudad de Brisbane, estado de Queesland, Australia, dentro del laboratorio de Virología Molecular que investiga las vacunas contra el COVID-19.
“En enero tuvimos el gen del coronavirus y dos meses después mis colegas ya tenían una (vacuna) candidata. Rápidamente comenzaron a realizarse los ensayos. La vacuna está en las fases 2 y 3. Estábamos en la fase clínica 1, con pruebas reducidas a humanos. Ahora comienzan las fases clínicas 2 y 3, en las que se harán pruebas a una mayor cantidad de personas”, explicó Amarilla en conversación con La Unión. Manifestó que los científicos tienen la esperanza de que la vacuna sea aprobada por las entidades que reglamentan las vacunas, sobre todo por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En ese orden, el compatriota expuso que la vacuna que ellos están desarrollando es termoestable, por lo que no se tendría problemas de conservación, a diferencia de otras que incluso ya fueron reconocidas por la OMS.
“Una de las cosas que me llamó la atención, fue ver la posibilidad de informarle al presidente (Mario Abdo) que la vacuna de Australia tiene una ventaja termoestable sobre las otras. Eso quiere decir que no se necesita incluso que la misma esté congelada o refrigerada y hacer llegar las vacunas a puntos más distantes del país”, explicó el experto paraguayo.
Indicó que estos avances del estudio australiano ya le fue comunicado al diputado Enrique Mineur (PLRA), a quien le pidió que actúe de nexo con el Poder Ejecutivo, de modo a comprar esta vacuna cuando eventualmente esté disponible. “Hasta ahora la vacuna indujo niveles de neutralización altos, incluso superiores a los estándares de la OMS”, resaltó.
Amarilla resaltó que el mismo laboratorio de la Universidad de Queensland ya proveyó de vacunas contra el ébola, cuando se había producido el brote en África en el año 2014.
En ese orden, aseveró que las autoridades y científicos de la universidad calculan que en julio del 2021 se tendrán los resultados de los ensayos más grandes. Dijo que tras este paso se harán los informes para la OMS. En caso de aprobarse, ya podrá ser comercializada. “Creemos que en agosto ya se podrá vacunar a la población”, afirmó.
“Yo estoy muy feliz de participar en el proceso de elaboración de esta vacuna. Ojalá que esta vacuna pueda pasar todas las fases clínicas para que finalmente le llegue a la población”, expresó Amarilla.
Su vida y el viaje a Australia
El Dr. Amarilla nació en Villa Hayes, pero se crió y vivió en Benjamín Aceval, Departamento de Presidente Hayes. “Nosotros venimos de una familia muy humilde. Mi familia se dedicaba a juntar ‘morenitas’ (una especie de animal acuático) para el negocio de carnadas para la pesca que tenía mi abuela. Crecimos colectando carnadas con mi mamá y mi papá”, relató.
Comentó que es egresado de la carrera de Biología de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), tras lo cual realizó un curso de maestría y otro de doctorado en Inmunología en la Universidad de São Paulo, Brasil. Previamente había trabajado en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (IICS) de la UNA.
Indicó que desde el 2012 está trabajando como investigador en la Universidad de Queensland, cuyo laboratorio está desarrollando una vacuna contra el COVID-19.
Vive en Australia junto con su esposa paraguaya y sus dos hijos pequeños, que son de nacionalidad brasileña. “Yo, así como hablo español, hablo guaraní, portugués e inglés. Utilizo los cuatro idiomas todos los días. A veces cansa un poco porque tengo que coordinar bien. Mi señora también, que es de Benjamín Aceval. Mis hijos hablan portugués, inglés y español”, manifestó.
Finalmente, expresó un afectuoso saludo a todos sus amigos y vecinos que viven en Benjamín Aceval, así como a sus excompañeros de la facultad y del IICS.