El feto se encontró en la forma propia de un embrión: con sus piernas y manos cruzadas
A inicios de 2021 una momia egipcia embarazada fue identificada en el Museo Nacional de Varsovia. Este cadáver histórico data del siglo I antes de Cristo y las versiones sobre su origen están divididas pero coinciden en que fue encontrada de Tebas, Egipto.
Unos investigadores del museo organizaron un proyecto llamado ‘Proyecto momia de Varsovia’, con el cual pretendían conocer más sobre su historia.
Gracias a los análisis realizados se pudo saber que la momia embarazada murió entre los 20 y 30 años de edad y que al momento de su muerte se encontraba entre la semana 26 y 30 de gestación. Sin embargo, el hallazgo más impresionante fue que el feto de la mujer se conservó en perfectas condiciones por más de 2 mil años.
¿POR QUÉ EL FETO DE LA MOMIA EMBARAZADA SE CONSERVÓ DE UNA FORMA TAN EXTRAORDINARIA?
Cuando la momia embarazada fue embalsamada, el feto en su vientre comenzó un proceso similar al de los pepinillos encurtidos.
«No es la comparación más estética, pero transmite la idea. El pH de la sangre en los cadáveres, incluido el contenido del útero, cae significativamente, se vuelve más ácido. Las concentraciones de amoníaco y ácido fórmico aumentan con el tiempo. La colocación y llenado del cuerpo con natrón limitó significativamente el acceso de aire y oxígeno», dice el estudio realizado por el museo de Varsovia.
Como consecuencia de eso, el útero se convirtió en una especie de empaque sellado casi herméticamente.
El proceso de momificación de la madre y el feto sucedieron de forma simultánea pero diferente, lo que convierte este hecho en un caso aún más excepcional. El feto se momificó en un ambiente ácido y húmedo, mientras que la madre en un ambiente seco.
«El cambio de un entorno alcalino a ácido condujo a la descomposición parcial de los huesos del feto, especialmente al lavado de minerales, de los cuales no había mucho de todos modos, porque la mineralización es muy débil durante los dos primeros trimestres del embarazo y se acelera más adelante», dice el estudio.
Este hallazgo, aunque fascinante, dejó más preguntas que respuestas sobre la concepción de la muerte que tenían en Egipto hace 2 mil años. Ciertamente, los investigadores no se explican por qué el feto no fue extraído del cuerpo de su madre al momento de su muerte, como sí sucedió con algunos órganos.