Pasaron más de 130 días desde el inicio de la pandemia y parece ser que la cura para esta enfermedad sigue estando lejos, de momento solo queda aguardar y mantener el “distanciamiento social” de modo a evitar que los casos sigan en aumento, pero, ¿Qué tan efectiva resultó esta medida hasta el día de hoy?
Ante el explosivo incremento de casos positivos hasta la fecha, es imposible no caer en la preocupación, prácticamente lo tenemos al virus asechando nuestro entorno más cercano, ya muy cerca del ambiente laboral. Solo durante el transcurso de la semana saltaron informaciones que confirmaron la presencia del covid-19 entre funcionarios del propio Ministerio de Salud y en varios medios de comunicación (Py Tv incluido), lo que nos lleva a los siguientes cuestionamientos surgidos desde el inicio de la cuarentena:
¿Llegaremos a contar con las instalaciones sanitarias acordes para garantizar la salud de quienes puedan presentar complicaciones durante la pandemia o solo nos queda apostar por el aislamiento? ¿Cuántos meses más podríamos soportar?
Sí bien, es cierto que nuestro país se destacó ante los ojos del mundo por lo que pareció ser un buen manejo de la situación desde antes que inicie la crisis sanitaria (y económica), con la implementación de aquella cuarentena total, hoy, ese hecho ya no representa más que un discurso mal empleado y gastado.
Seamos serios, el aislamiento social así como fue planteado desde el principio no es aplicable y nunca lo fue, basta con fijarse en la cantidad de personas circulando por día, obligadas a cumplir con sus responsabilidades laborales, o con mirar en el decreto presidencial -en la página 7/17- cuales son los sectores habilitados para circular, la cantidad de personas incluidas resulta ser incalculable (nos encontramos con más personas aglomeradas en un transporte público que en un boliche). Click aquí para acceder al decreto.
El “distanciamiento social” como lo han planteado no es posible, hasta resulta obvio, pero de otra manera está más presente que nunca. De un modo sigiloso, posiblemente irreversible y hasta más letal que el propio virus. Para comprender este punto no es necesario un argumento extenso, es suficiente con que pensemos por un momento en la delicada economía de cada uno de los paraguayos.
La precarización económica es un hecho que no podemos pasar por alto y que nos golpea a todos, va alcanzando su pico máximo con el paso de los meses, va marcando una brecha tan extensa a tal punto de que aquellos trabajadores del día a día van quedando cada vez más distanciados de lo que podríamos considerar como condiciones óptimas para un trabajador promedio. El “Distanciamiento social” existe, distanciamiento entre la clase política/empresarial de la clase socialmente vulnerable y trabajadora.
Y una última reflexión para que no queden malinterpretadas estas palabras: La solución no recae en el retroceso de las fases, sino en garantizar las condiciones del ciudadano sea cual fuese la clase social a la que pertenece.
Sr. Presidente:
No tiramos palos porque sí, solo buscamos soluciones y respuestas que hasta la fecha no han sido dadas. Si quiere el apoyo del pueblo deje a un lado las oraciones por favor. Es momento de presentar acciones, no excusas.
José Ignacio Melgarejo – Periodista del Grupo Venus Comunicaciones