El “American Dreams” mide 30,48 metros de largo y ostenta el récord Guinness al automóvil más grande del mundo, pero su gloria caducó. Fue abandonado y desguazado. La historia de cómo su épica se volvió tragedia
El auto más largo de la historia cometió el pecado de haber sido el auto más largo. En la década del noventa, alquilar el auto más largo de la historia demandaba un gasto cercano a los diez mil dólares y su precio final oscilaba en los cuatro millones de dólares. Eran las épocas de lustre, éxito y notoriedad.
Ostenta el premio Guinness desde 1989, se transformó hace cinco años en chatarra. Es el único, diseñado y concebido para la plusmarca, sin más intenciones que coronarse en los registros históricos. Es la extensión de la opulencia peor entendida. Tiene 30,48 metros de largo y un propósito dudoso: nunca realizó grandes traslados.
Para movilizar semejante máquina se precisaban dos motores V8 y dos puestos de conducción en cada punta de la limusina. Se supone que era más fácil cambiar zona de comandos y dirección que dar vuelta la unidad.
La empresa que lo había arrendado no renovó el contrato y la suerte del auto más grande fue antagónica a su esencia. Lo abandonaron en la intemperie de un barrio de Nueva Jersey a la ventura de su devenir. Algunos oportunistas le extrajeron valiosos detalles lujosos a la limusina. Del resto se encargó el tiempo. En un estado calamitoso, la empresa Autoseum – Automotive Teaching Museum de Nueva York compró el vehículo histórico en una subasta con el objetivo de restaurarlo y devolverle su glorioso pasado pero esto ocurrió ya hace 5 años y hasta ahora el vehículo sigue en estado de abandono.
