La decisión de la Corte Constitucional se produjo luego de años de trabajo por parte de las organizaciones que defienden los derechos de las mujeres en toda América Latina.
La Corte Constitucional de Colombia dictaminó este lunes que someterse a un aborto ya no es un delito según la ley colombiana, una decisión que allana el camino para que el procedimiento esté más accesible en un país católico y tradicionalmente conservador.
El fallo sucede luego de años en que las mujeres de toda América Latina se han organizado para exigir más protecciones y derechos, entre ellos el acceso al aborto y tras cambios significativos en el panorama legal de la región.
La Suprema Corte de Justicia de México despenalizó el aborto en una decisión parecida en septiembre y el Congreso de Argentina legalizó el procedimiento a fines de 2020. El fallo significa que tres de los cuatro países más poblados de América Latina han abierto la puerta a un acceso más amplio al aborto.
También sucede cuando Estados Unidos ha estado avanzando en dirección opuesta, con restricciones al aborto que se multiplican en todo el país, y la Corte Suprema de Estados Unidos está evaluando un caso que podría dar marcha atrás a Roe contra Wade, el fallo de 1973 que estableció el derecho constitucional al aborto.
“Esto pone a Colombia a la vanguardia en toda América Latina”, dijo Mariana Ardila, una abogada colombiana en Women’s Link Worldwide, una organización que impulsa el derecho al aborto y que forma parte de la coalición que presentó uno de los dos casos que cuestionaban la penalización del aborto. “Es histórico”.
La decisión de la corte colombiana despenaliza los abortos en las primeras 24 semanas de embarazo, y significa que cualquier mujer debería poder buscar que un profesional de la salud le realice el procedimiento sin temor a ser procesada penalmente. El fallo también crea las bases para que el gobierno colombiano regule más el proceso.
La medida forma parte de un cambio cultural radical en América Latina, impulsado por movimientos feministas de base y una generación más joven y laica.