La revista ‘The Lancet’ publicó un artículo firmado por varios especialistas en el que se justifica este modo de infección, discutido inicialmente por la OMS.
Aunque otras vías de contagio también “pueden contribuir”, el equipo sugiere que la transmisión aérea es la dominante, y expone diez evidencias que apoyan esta hipótesis:
De entrada, los autores citan los eventos de superpropagación, que, de hecho, “pueden ser los principales impulsores de la pandemia”. “La alta incidencia de tales eventos sugiere fuertemente el predominio de la transmisión por aerosoles”, señala el artículo.
También recuerdan la transmisión del virus “entre personas en habitaciones adyacentes, pero nunca en presencia uno del otro”, como se ha observado en hoteles de cuarentena.
En tercer lugar, es probable que la transmisión asintomática o presintomática del coronavirus de personas que “no tosen ni estornudan” represente al menos un tercio, y quizás hasta el 59%, de toda la transmisión a nivel mundial, lo que “apoya un modo de transmisión predominantemente aerotransportado”, enfatizan.
Los científicos también subrayan que la transmisión “es mayor en interiores que en exteriores, y que se reduce sustancialmente con la ventilación interior”.
Además, indican que se han documentado infecciones en organizaciones de la salud donde se han aplicado estrictas precauciones contra la exposición a las gotas pero no a los aerosoles.
En sexto lugar, “se ha detectado SARS-CoV-2 viable en el aire”, apuntan los autores, que recuerdan cómo en experimentos de laboratorio el virus permaneció infeccioso en el aire hasta 3 horas.
Otra evidencia es la detección del virus en filtros de aire y conductos de edificios en hospitales con pacientes con covid-19, adonde solo pudo llegar “mediante aerosoles”.
Los investigadores destacan también “estudios en los que participaron animales enjaulados infectados que se conectaron a animales no infectados enjaulados por separado a través de un conducto de aire”, y que han demostrado que la transmisión del coronavirus “solo puede explicarse adecuadamente mediante aerosoles”.
“Hasta donde sabemos, ningún estudio ha proporcionado pruebas sólidas o consistentes para refutar la hipótesis de la transmisión aérea del SARS-CoV-2”, sostienen los autores del estudio.
Por otro lado, “hay evidencia limitada” para apoyar otras vías de transmisión dominantes, concluyen.
Uno de los firmantes del artículo es el experto en aerosoles español José Luis Jiménez, profesor de química de la Universidad de Colorado Boulder (EE UU), se ha mostrado muy crítico con la OMS: “Son una bofetada a la OMS, cuya estrechez de miras y resistencia a aceptar la evidencia abrumadora de transmisión aérea, así como a decir claramente que la transmisión por superficies es poco frecuente, está causando mayores contagios y dificultando el control de la pandemia”.
En su opinión, “es urgente que la OMS rectifique, dada la lentitud de la vacunación en muchos países, la aparición de nuevas variantes más contagiosas o letales, y la posibilidad de que las vacunas funcionen menos bien”, ha dicho en un comunicado a los medios.