La cantante estadounidense ha contado en una entrevista para el programa ‘No necesitan presentación’ de Netflix que le diagnosticaron el trastorno, que provoca repeticiones y tics, cuando apenas tenía 11 años.
Billie Eilish ha hablado en más de una ocasión sobre las enfermedades y los problemas de salud mental a los que ha tenido que enfrentarse desde su adolescencia. “Siempre tenía tiritas en las muñecas. Me encerraba en el baño y me autolesionaba porque creía que me lo merecía”, relataba en su documental El mundo está un poco borroso, estrenado a principios de 2021 en Apple TV+. En 2018, revelaba que padecía el síndrome de Tourette, un trastorno neurológico que puede causar movimientos repetitivos y sonidos o tics incontrolables. Ahora la intérprete de 20 años ha querido dar más detalles sobre cómo es vivir con este trastorno en una conversación con el presentador David Letterman durante su programa de entrevistas de Netflix, No necesitan presentación.
“Estoy muy feliz de hablar sobre esto”, ha dicho la cantante estadounidense. “La reacción más común de la gente es reírse, porque creen que estoy tratando de ser graciosa. Piensan que es un movimiento divertido y se ríen, y siempre me siento increíblemente ofendida por ello”, ha confesado.
La intérprete ha contado que le diagnosticaron el trastorno cuando apenas tenía 11 años, después de tener pequeños tics físicos en su niñez, que se fueron incrementando a medida que pasaban los años. Aunque asegura que a día de hoy sus tics han disminuido, cuenta que todavía los padece. “Nunca dejo de tener tics. Los que tengo constantemente, durante todo el día, son: muevo la oreja de un lado a otro, levanto la ceja, chasqueo la mandíbula, flexiono el brazo, los músculos…”, ha detallado.
“Son cosas que nunca notarías si solo tuvieras una conversación conmigo, pero para mí son agotadores”. También ha revelado que es un síndrome más común de lo que se suele creer. “Nunca imaginarías toda la gente que lo padece”, le ha dicho la cantante a Letterman, asegurando que algunos artistas le han confesado que también sufren el trastorno, pero que no los iba a mencionar públicamente “porque no quieren hablar de ello”.
A pesar de convivir con estos síntomas en su día a día, asegura que cuando se “enfoca” en tareas como cantar o montar a caballo no experimenta tanto los tics y que, con los años, ha aprendido a aceptar su trastorno. “No es que me guste, pero siento que es parte de mí. Me he hecho amiga de él”, ha reflexionado la cantante.
Eilish revelaba por primera vez que padecía el síndrome de Tourette a finales de 2018, después de que se publicarán vídeos de compilaciones de sus tics en las que redes sociales, tal y como informó la revista estadounidense Billboard. Por aquel entonces, la cantante apenas tenía 16 años y recurrió a los Stories efímeros de Instagram para comunicárselo a sus seguidores, que actualmente ascienden a 103 millones. “Nunca quise que la gente pensara en el síndrome de Tourette cada vez que pensaran en mí”, reconocía.
La intérprete continuó explicando cómo había lidiado con el trastorno desde pequeña. “Me he enseñado a mí misma formas de suprimir mis tics y ciertas técnicas para ayudar a reducirlos cuando no quiero distraerme en ciertas situaciones”, escribió. “No tenía pensado hablar de esto por aquí, pero ha llegado a un punto…”. Lejos de ofenderse por los vídeos, dijo que le resultaban “divertidos”.
Desde que saltó a la fama en 2016 —a la edad de 14 años— con su sencillo Ocean Eyes, Billie Eilish ha roto por completo con el clásico perfil de estrella del pop al que la industria musical estaba acostumbrada. Nunca ha dudado en hablar abiertamente sobre su batalla contra la ansiedad y la depresión, y sobre el lado oscuro de la fama, tanto en entrevistas como a través de las letras de sus canciones. A sus 20 años, se ha convertido en uno de los grandes iconos de la generación Z (la de los nacidos entre mediados de los noventa y 2010) y puede presumir de ser la artista más joven en ganar en las cuatro principales categorías de los premios Grammy en un mismo año, entre las que se incluyen la de mejor canción y mejor álbum del año, por Bad Guy y When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, respectivamente.
Fuente: El Pais