El pasado mes de marzo, tanto Adele como su representante insinuaron que esta gira, su tercera, sería también la última. El miedo escénico de la británica y su afán por mantener un perfil bajo le habrían llevado a tomar esta decisión.
“Quería que mis últimos espectáculos fueran aquí en Londres porque no sé si volveré a salir de gira algún día. En el caso de que no sea así, no hay nada como despedirse en casa. La única razón por la que he hecho este tour son ustedes y espero que tenga el mismo impacto en ustedes que el de mis artistas favoritos tuvieron en mí”.
Dice la breve carta que escribió para los asistentes del unos de los primeros conciertos Wembley y que aparece en el programa informativo del evento
Ahora, sin embargo, Adele ha ido un paso más allá para confesar a su público los sentimientos encontrados que le generan los conciertos, a pesar de su gran rentabilidad y de la oportunidad que le brindan de conectar de forma más profunda con sus admiradores.
“Salir de gira es algo muy peculiar, no encaja demasiado bien en mi forma de vida. Soy una persona muy casera y además tengo algún que otro trauma. He ofrecido 119 conciertos y con estos cuatro llegaré hasta los 123. Ha sido muy duro, pero al mismo tiempo un placer”.